A lo largo de la historia, el ser humano ha introducido en España, como en muchas otras partes del mundo, diversas especies exóticas por diversos motivos. Algunas con fines cinegéticos, como el gamo en la época romana, o más recientemente, el muflón de Córcega y el arruí norteafricano. Otras porque escaparon de granjas peleteras (visón americano, coipú) o de las viviendas que las albergaban como animal de compañía, como las numerosas especies de cotorras australianas y sudamericanas como la cotorra argentina, hoy aclimatadas a parques y jardines urbanos.
Algunas especies ponen en peligro el equilibrio natural existente en su hábitat, como el voraz lucio. Otras han perjudicado a especies autóctonas semejantes: dos buenos ejemplos son los casos de la malvasía americana frente a la malvasía común, o el cangrejo de río rojo frente al autóctono. Las especies autóctonas ven reducidas sus poblaciones a costa de los recién llegados, como el visón europeo.
La situación en las Islas Canarias es especialmente preocupante, por su delicado equilibrio ecológico.
Lista negra de especies exóticas invasoras para España.
Iberofauna
miércoles, 4 de mayo de 2016
Felis silvestris silvestris
El gato montés europeo (Felis silvestris silvestris) es una subespecie del gato montés (Felis silvestris), un mamífero carnívoro de la familia Felidae.
El gato montés europeo es un felino que vive en los bosques de Europa oriental, central y occidental y, en menor medida, en las Tierras Altas de Escocia y Turquía. No está presente en el resto del Reino Unido, Irlanda, Islandia, Dinamarca, Países Bálticos, ni la Península Escandinava, incluida Finlandia.
Se parece al gato doméstico (Felis silvestris catus), pero es más robusto y bastante más grande que la mayoría de éstos; sólo se acercan a su tamaño los de algunas razas gigantes. También es más grande y tiene el pelo más largo y tupido que el gato montés africano (Felis silvestris lybica), antecesor del doméstico.
Las manchas del gato montés europeo son listadas. El rasgo más distintivo es su cola, mucho más corta, gruesa y peluda que la de los gatos domésticos, con 3 a 5 anillos oscuros sobre un fondo más claro, y la punta siempre negra y redondeada.
La longitud del cuerpo (incluida la cabeza) va de 48 a 68 cm, a los que se añaden de 21 a 35 cm de cola. Los machos alcanzan un peso de entre 3 y 7 kg, mientras que las hembras suelen pesar entre 2,5 y 5 kg.
Prefiere los bosques frondosos, aunque también se encuentra en bosques de coníferas, monte bajo y páramos. En invierno y durante la estación de cría se refugia en troncos huecos o grietas en rocas, o en conejeras o tejoneras abandonadas.
Los gatos salvajes eran muy comunes en la Europa del Pleistoceno. Cuando la capa de hielo retrocedió hacia el norte se adaptaron a la vida en los bosques densos.
La destrucción de su hábitat y la persecución de que fue objeto mediante venenos y trampas para proteger las especies cinegéticas provocó la disminución de los efectivos y de la difusión de esta especie. Hoy en casi todos los lugares de Europa es muy rara y está protegida, aunque a veces se capturan y se matan algunos ejemplares al tomarlos por gatos domésticos cimarrones. Los híbridos de gato montés europeo y gato doméstico son frecuentes y fértiles, lo que compromete la integridad genética de la especie.
Las mayores poblaciones se hallan en la Península Ibérica, tanto en España como en Portugal, aunque no resulta abundante en Cataluña, Galicia, ni en la cornisa cantábrica. En la comunidad autónoma catalana se llevó a cabo un interesantísimo y meritorio programa de cría en cautividad, con la finalidad de reintroducir a los ejemplares así criados en la naturaleza.
Es relativamente frecuente en la Comunidad Valenciana, hallándose incluso en zonas tan humanizadas como la Sierra Calderona. La variante ibérica es más voluminosa, y antiguamente se consideraba una subespecie distinta: F. s. tartessia. En el libro Mamíferos europeos del Pleistoceno (1963), el paleontólogo Björn Kurtén aclara que el tamaño de la variante de la península ibérica sería el mismo que el del Pleistoceno.
Igualmente hay poblaciones en Francia, Italia, especialmente en los Apeninos, Cerdeña y el monte Gargano, Bélgica, región de las Ardenas, macizos montañosos del centro de Alemania, Eifel, Taunus, Harz, Spessart, Selva Negra, Selva de Baviera, Hainich,... pero no en su estrecha franja alpina. Se encuentra así mismo en las Tierras Altas de Escocia, Jura suizo, Chequia, Eslovaquia, Polonia (área carpática), Hungría, Rumania, Bulgaria, Eslovenia, Serbia, Grecia y otros países de Europa centro oriental.
El gato montés europeo presenta igualmente poblaciones en el Cáucaso. Se considera extinguido en Austria, debido a la fuerte presión cinegética. No está presente en las Baleares, pero sí en Sicilia y Córcega. El gato montés presente en Cerdeña y Creta suele considerarse de la variedad norteafricana, si bien, el sardo debería pertenecer a la misma especie que el corso.
Téngase en cuenta que la mayoría de los mapas de distribución de ésta, y otras especies, suelen presentar graves deficiencias.
El gato montés europeo es un felino que vive en los bosques de Europa oriental, central y occidental y, en menor medida, en las Tierras Altas de Escocia y Turquía. No está presente en el resto del Reino Unido, Irlanda, Islandia, Dinamarca, Países Bálticos, ni la Península Escandinava, incluida Finlandia.
Se parece al gato doméstico (Felis silvestris catus), pero es más robusto y bastante más grande que la mayoría de éstos; sólo se acercan a su tamaño los de algunas razas gigantes. También es más grande y tiene el pelo más largo y tupido que el gato montés africano (Felis silvestris lybica), antecesor del doméstico.
Las manchas del gato montés europeo son listadas. El rasgo más distintivo es su cola, mucho más corta, gruesa y peluda que la de los gatos domésticos, con 3 a 5 anillos oscuros sobre un fondo más claro, y la punta siempre negra y redondeada.
La longitud del cuerpo (incluida la cabeza) va de 48 a 68 cm, a los que se añaden de 21 a 35 cm de cola. Los machos alcanzan un peso de entre 3 y 7 kg, mientras que las hembras suelen pesar entre 2,5 y 5 kg.
Prefiere los bosques frondosos, aunque también se encuentra en bosques de coníferas, monte bajo y páramos. En invierno y durante la estación de cría se refugia en troncos huecos o grietas en rocas, o en conejeras o tejoneras abandonadas.
Los gatos salvajes eran muy comunes en la Europa del Pleistoceno. Cuando la capa de hielo retrocedió hacia el norte se adaptaron a la vida en los bosques densos.
La destrucción de su hábitat y la persecución de que fue objeto mediante venenos y trampas para proteger las especies cinegéticas provocó la disminución de los efectivos y de la difusión de esta especie. Hoy en casi todos los lugares de Europa es muy rara y está protegida, aunque a veces se capturan y se matan algunos ejemplares al tomarlos por gatos domésticos cimarrones. Los híbridos de gato montés europeo y gato doméstico son frecuentes y fértiles, lo que compromete la integridad genética de la especie.
Las mayores poblaciones se hallan en la Península Ibérica, tanto en España como en Portugal, aunque no resulta abundante en Cataluña, Galicia, ni en la cornisa cantábrica. En la comunidad autónoma catalana se llevó a cabo un interesantísimo y meritorio programa de cría en cautividad, con la finalidad de reintroducir a los ejemplares así criados en la naturaleza.
Es relativamente frecuente en la Comunidad Valenciana, hallándose incluso en zonas tan humanizadas como la Sierra Calderona. La variante ibérica es más voluminosa, y antiguamente se consideraba una subespecie distinta: F. s. tartessia. En el libro Mamíferos europeos del Pleistoceno (1963), el paleontólogo Björn Kurtén aclara que el tamaño de la variante de la península ibérica sería el mismo que el del Pleistoceno.
Igualmente hay poblaciones en Francia, Italia, especialmente en los Apeninos, Cerdeña y el monte Gargano, Bélgica, región de las Ardenas, macizos montañosos del centro de Alemania, Eifel, Taunus, Harz, Spessart, Selva Negra, Selva de Baviera, Hainich,... pero no en su estrecha franja alpina. Se encuentra así mismo en las Tierras Altas de Escocia, Jura suizo, Chequia, Eslovaquia, Polonia (área carpática), Hungría, Rumania, Bulgaria, Eslovenia, Serbia, Grecia y otros países de Europa centro oriental.
El gato montés europeo presenta igualmente poblaciones en el Cáucaso. Se considera extinguido en Austria, debido a la fuerte presión cinegética. No está presente en las Baleares, pero sí en Sicilia y Córcega. El gato montés presente en Cerdeña y Creta suele considerarse de la variedad norteafricana, si bien, el sardo debería pertenecer a la misma especie que el corso.
Téngase en cuenta que la mayoría de los mapas de distribución de ésta, y otras especies, suelen presentar graves deficiencias.
viernes, 29 de abril de 2016
Canis lupus signatus
El lobo ibérico (Canis lupus signatus) es una subespecie de lobo (Canis lupus) endémica de la península ibérica.
Alcanza un tamaño medio, algo más pequeño que otros lobos europeos. Los machos alcanzan entre 130 y 180 cm de longitud, y las hembras entre 130 y 160 cm. La altura de cruz puede llegar a los 70 cm. Los machos adultos pesan generalmente entre 30 y 40 kg, y las hembras pesan de 21 a 35 kg. En movimiento llama la atención el poderío de los cuartos delanteros en relación a la grupa, levemente caída.
Este lobo es uno de los pocos grandes carnívoros que existen en la península ibérica, y como depredador, se alimenta básicamente de las presas que caza, grandes herbívoros y otros mamíferos de porte menor. El lobo es un carnívoro depredador. La mayor parte de su dieta está compuesta por presas cazadas, aunque ocasionalmente puede competir con aves carroñeras por los restos de animales que han muerto de forma natural o por accidente, así como por restos provenientes de vertederos cercanos a núcleos de población humana. También es conocido el hábito, en determinadas estaciones, de consumir alimentos de origen vegetal tales como frutos silvestres.
El doctor Félix Rodríguez de la Fuente realizó diferentes estudios para concretar la dieta del lobo ibérico en España, y según los resultados extraídos, esta podría estar compuesta por: grandes mamíferos (como jabalíes, corzos, muflones, ciervos...) en un 35 %, ovejas en un 24 %, conejos en un 14 %, ratones de campo en un 9 %, carroña un 7 %, reptiles y aves en un 5 %, insectos y vegetales un 4 %, y otros carnívoros (como zorros o perros) en un 2 %.
Según algunos autores, hacia 1988 se estimó que la población del lobo en España era de entre 1500 y 2000 ejemplares. En 2002 se calcularían al menos unos 2000 lobos, y en Portugal se calculan de 300 a 400 ejemplares de lobo ibérico.
El lobo ibérico está catalogado como especie vulnerable en el Libro rojo de los vertebrados de España, y como especie casi amenazada en el Atlas de los mamíferos terrestres de España. Sin embargo, su caza está permitida en el norte de España.
Alcanza un tamaño medio, algo más pequeño que otros lobos europeos. Los machos alcanzan entre 130 y 180 cm de longitud, y las hembras entre 130 y 160 cm. La altura de cruz puede llegar a los 70 cm. Los machos adultos pesan generalmente entre 30 y 40 kg, y las hembras pesan de 21 a 35 kg. En movimiento llama la atención el poderío de los cuartos delanteros en relación a la grupa, levemente caída.
Este lobo es uno de los pocos grandes carnívoros que existen en la península ibérica, y como depredador, se alimenta básicamente de las presas que caza, grandes herbívoros y otros mamíferos de porte menor. El lobo es un carnívoro depredador. La mayor parte de su dieta está compuesta por presas cazadas, aunque ocasionalmente puede competir con aves carroñeras por los restos de animales que han muerto de forma natural o por accidente, así como por restos provenientes de vertederos cercanos a núcleos de población humana. También es conocido el hábito, en determinadas estaciones, de consumir alimentos de origen vegetal tales como frutos silvestres.
El doctor Félix Rodríguez de la Fuente realizó diferentes estudios para concretar la dieta del lobo ibérico en España, y según los resultados extraídos, esta podría estar compuesta por: grandes mamíferos (como jabalíes, corzos, muflones, ciervos...) en un 35 %, ovejas en un 24 %, conejos en un 14 %, ratones de campo en un 9 %, carroña un 7 %, reptiles y aves en un 5 %, insectos y vegetales un 4 %, y otros carnívoros (como zorros o perros) en un 2 %.
Según algunos autores, hacia 1988 se estimó que la población del lobo en España era de entre 1500 y 2000 ejemplares. En 2002 se calcularían al menos unos 2000 lobos, y en Portugal se calculan de 300 a 400 ejemplares de lobo ibérico.
El lobo ibérico está catalogado como especie vulnerable en el Libro rojo de los vertebrados de España, y como especie casi amenazada en el Atlas de los mamíferos terrestres de España. Sin embargo, su caza está permitida en el norte de España.
Aquila adalberti
El águila imperial ibérica (Aquila adalberti) es una especie de ave accipitriforme de la familia Accipitridae. Es una de las aves endémicas de la península ibérica. Hasta no hace mucho se la consideraba una subespecie del águila imperial (Aquila heliaca), pero los estudios de ADN de ambas aves realizados por los investigadores Seibold, Helbig, Meyburg, Negro y Wink en 1996 demostraron que estaban lo suficientemente separadas como para constituir cada una de ellas una especie válida. El águila imperial ibérica es un ave muy amenazada, en 2011 se estimó una población de unas 300 parejas. Su nombre binomial conmemora al príncipe Adalberto de Baviera.
El plumaje de los ejemplares adultos es de un pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y la parte alta de las alas, donde es de color pardo salpicado de plumas blancas. La nuca es ligeramente más pálida que otras partes del cuerpo, y la cola más oscura, sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental. En el caso de los individuos juveniles, de menos de un año, la coloración es de un color entre pardo y rojizo, cambiando a un color amarillo pajizo más o menos homogéneo en su segundo año de vida, a lo largo del segundo y tercer año de vida, los ejemplares adoptan fases de plumaje conocidas como de damero, en las que el color amarillento se va intercalando con plumas cada vez más numerosas de color pardo oscuro y negro, en el plumaje de subadulto, que aparece entre el cuarto y quinto año se observa ya un claro predominio del marrón oscuro, aunque aún entremezclado con plumas de color más claro, alcanzando el plumaje de los individuos maduros, anteriormente descrito, en el quinto año, al mismo tiempo que la madurez sexual. El tamaño medio de los adultos es de entre 78 y 83 cm de altura, y 2,8 kg, si bien las hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La envergadura alar varía entre los 1,8 y 2,1 m.13
Viven unos 20 años de media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y de 41 en cautividad.
En España se censaron 194 parejas reproductoras (2004) y recientemente dos parejas han recolonizado Portugal. Los contingentes de la especie han mantenido una tendencia de crecimiento positiva desde 1974, fecha del primer censo, hasta la actualidad. Parte de este cambio al alza en el número de individuos podría estar ligado a un mayor esfuerzo de prospección durante la última década. En 2010 se censaron 282 parejas: 279 en España y 3 en Portugal (Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino).
El plumaje de los ejemplares adultos es de un pardo muy oscuro en todo el cuerpo, excepto en los hombros y la parte alta de las alas, donde es de color pardo salpicado de plumas blancas. La nuca es ligeramente más pálida que otras partes del cuerpo, y la cola más oscura, sin bandas claras o líneas blancas como en el águila imperial oriental. En el caso de los individuos juveniles, de menos de un año, la coloración es de un color entre pardo y rojizo, cambiando a un color amarillo pajizo más o menos homogéneo en su segundo año de vida, a lo largo del segundo y tercer año de vida, los ejemplares adoptan fases de plumaje conocidas como de damero, en las que el color amarillento se va intercalando con plumas cada vez más numerosas de color pardo oscuro y negro, en el plumaje de subadulto, que aparece entre el cuarto y quinto año se observa ya un claro predominio del marrón oscuro, aunque aún entremezclado con plumas de color más claro, alcanzando el plumaje de los individuos maduros, anteriormente descrito, en el quinto año, al mismo tiempo que la madurez sexual. El tamaño medio de los adultos es de entre 78 y 83 cm de altura, y 2,8 kg, si bien las hembras, más grandes que los machos, pueden llegar a los 3,5 kg. La envergadura alar varía entre los 1,8 y 2,1 m.13
Viven unos 20 años de media, habiéndose documentado ejemplares de 27 años en el medio natural y de 41 en cautividad.
En España se censaron 194 parejas reproductoras (2004) y recientemente dos parejas han recolonizado Portugal. Los contingentes de la especie han mantenido una tendencia de crecimiento positiva desde 1974, fecha del primer censo, hasta la actualidad. Parte de este cambio al alza en el número de individuos podría estar ligado a un mayor esfuerzo de prospección durante la última década. En 2010 se censaron 282 parejas: 279 en España y 3 en Portugal (Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino).
Ursus arctos arctos
El oso pardo europeo (Ursus arctos arctos) es una subespecie del oso pardo (Ursus arctos) propia de Europa, desde la península ibérica a Escandinavia y Rusia.
Es un habitante característico de bosques maduros de Europa, en hábitats boscosos en la zona occidental y en la oriental en hábitats de tundra. Su longevidad es de 25 a 30 años. Los máximos conocido son de 34 años en estado silvestre y de 47 en cautividad. En los Pirineos se constató que un oso al que se le denominaba «Papillón» contaba con 29 años cuando murió. Aunque se ha constatado que algún ejemplar ha alcanzado los 34 años de edad, lo normal es que vivan entre 20 y 25 años. Tiene una longitud del hocico a la base de la cola de 1.60 a 2 m, y una altura en la cruz de 90 cm a 1 m. Los machos adultos pesan de 110 a 270 kg, y las hembras pueden pesar hasta 150 kg. Su color muy variable de un individuo a otro. Puede variar entre el marrón muy oscuro y el dorado claro, pasando por diversas gamas de grises
Las poblaciones pertenecientes a esa misma línea genética pero al refugio ibérico se localizan en la cordillera Cantábrica, Pirineos y sur de la península escandinava y están en un estado de conservación muy precario. Aunque gracias a la fundación Oso Pardo la situación del oso pardo cantábrico está mejorando en la cordillera Cantábrica. El oso pardo pirenaico sin embargo se ha visto abocado a la extinción de sus particularidades genéticas por la existencia únicamente de osos autóctonos machos al igual que los osos del sur de Escandinavia que han entrado en contacto con la línea genética oriental. El gobierno francés ha llevado a cabo dos proyectos de reintroducción del oso en Pirineos con la intención de recuperar la especie pero sus esfuerzos no han conseguido de momento alcanzar una población viable.
Aunque la población cantábrica esta en aumento todavía cuenta con amenazas para su supervivencia, la separación de los dos núcleos (lo que conlleva la consanguinidad), muertes producidas por el hombre (lazos, disparos, veneno, etc).
Es un habitante característico de bosques maduros de Europa, en hábitats boscosos en la zona occidental y en la oriental en hábitats de tundra. Su longevidad es de 25 a 30 años. Los máximos conocido son de 34 años en estado silvestre y de 47 en cautividad. En los Pirineos se constató que un oso al que se le denominaba «Papillón» contaba con 29 años cuando murió. Aunque se ha constatado que algún ejemplar ha alcanzado los 34 años de edad, lo normal es que vivan entre 20 y 25 años. Tiene una longitud del hocico a la base de la cola de 1.60 a 2 m, y una altura en la cruz de 90 cm a 1 m. Los machos adultos pesan de 110 a 270 kg, y las hembras pueden pesar hasta 150 kg. Su color muy variable de un individuo a otro. Puede variar entre el marrón muy oscuro y el dorado claro, pasando por diversas gamas de grises
Las poblaciones pertenecientes a esa misma línea genética pero al refugio ibérico se localizan en la cordillera Cantábrica, Pirineos y sur de la península escandinava y están en un estado de conservación muy precario. Aunque gracias a la fundación Oso Pardo la situación del oso pardo cantábrico está mejorando en la cordillera Cantábrica. El oso pardo pirenaico sin embargo se ha visto abocado a la extinción de sus particularidades genéticas por la existencia únicamente de osos autóctonos machos al igual que los osos del sur de Escandinavia que han entrado en contacto con la línea genética oriental. El gobierno francés ha llevado a cabo dos proyectos de reintroducción del oso en Pirineos con la intención de recuperar la especie pero sus esfuerzos no han conseguido de momento alcanzar una población viable.
Aunque la población cantábrica esta en aumento todavía cuenta con amenazas para su supervivencia, la separación de los dos núcleos (lo que conlleva la consanguinidad), muertes producidas por el hombre (lazos, disparos, veneno, etc).
Lynx pardinus
El lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de mamífero carnívoro de la familia Felidae, endémico de la península ibérica.
Actualmente solo existen dos poblaciones en Andalucía aisladas entre sí con un total de algo más de 300 individuos en aumento, más otra en los Montes de Toledo de unos quince individuos y por ello escasamente viable, lo que lo convierte en uno de los felinos más amenazados del mundo.
El lince ibérico se encuentra en el bosque y matorral mediterráneo, en zonas muy restringidas de la península ibérica. En España en muy pocas áreas, bien conservadas y aisladas de la actividad humana, mientras que en Portugal parece que se ha extinguido. Este tipo de hábitat le proporciona refugio y pastos abiertos para cazar conejos, que suponen el 90 % de su dieta.
En Portugal se están haciendo esfuerzos denodados para la recuperación del hábitat del lince, como en la Reserva natural de la Sierra de la Malcata.
Las poblaciones existentes a finales del siglo XX probablemente se encuentran desaparecidas (Sierra de San Pedro, Villuercas y Sierra de Gata en Extremadura, Sierra Morena Central y Occidental y algunos puntos de las Sierras Béticas de Jaén, Granada y Albacete). En conjunto, las poblaciones de Sierra Morena oriental y Doñana sumaban menos de 200 ejemplares en 2005. Sin embargo, parece que la tendencia se invierte muy ligeramente, y en el año 2007 se estima la población en los dos principales núcleos citados anteriormente (únicos donde hasta ese momento se había confirmado su presencia estable y la reproducción) de entre 215 y 250 ejemplares (50-53 en Doñana y el resto en Sierra Morena). A los que habría que sumar los 15 ejemplares localizados recientemente en Castilla-La Mancha.
Tras un par de años con una población estancada en torno a 330 ejemplares desde 2013 el censo de 2015 indicó un aumento de la población en libertad que, gracias sobre todo a las reintroducciones, alcanzó los 404 ejemplares. Estos datos positivos se completan con la confirmación de la persistencia de las poblaciones fuera de Andalucía, en Portugal, Badajoz y los Montes de Toledo.
Actualmente solo existen dos poblaciones en Andalucía aisladas entre sí con un total de algo más de 300 individuos en aumento, más otra en los Montes de Toledo de unos quince individuos y por ello escasamente viable, lo que lo convierte en uno de los felinos más amenazados del mundo.
El lince ibérico se encuentra en el bosque y matorral mediterráneo, en zonas muy restringidas de la península ibérica. En España en muy pocas áreas, bien conservadas y aisladas de la actividad humana, mientras que en Portugal parece que se ha extinguido. Este tipo de hábitat le proporciona refugio y pastos abiertos para cazar conejos, que suponen el 90 % de su dieta.
En Portugal se están haciendo esfuerzos denodados para la recuperación del hábitat del lince, como en la Reserva natural de la Sierra de la Malcata.
Las poblaciones existentes a finales del siglo XX probablemente se encuentran desaparecidas (Sierra de San Pedro, Villuercas y Sierra de Gata en Extremadura, Sierra Morena Central y Occidental y algunos puntos de las Sierras Béticas de Jaén, Granada y Albacete). En conjunto, las poblaciones de Sierra Morena oriental y Doñana sumaban menos de 200 ejemplares en 2005. Sin embargo, parece que la tendencia se invierte muy ligeramente, y en el año 2007 se estima la población en los dos principales núcleos citados anteriormente (únicos donde hasta ese momento se había confirmado su presencia estable y la reproducción) de entre 215 y 250 ejemplares (50-53 en Doñana y el resto en Sierra Morena). A los que habría que sumar los 15 ejemplares localizados recientemente en Castilla-La Mancha.
Tras un par de años con una población estancada en torno a 330 ejemplares desde 2013 el censo de 2015 indicó un aumento de la población en libertad que, gracias sobre todo a las reintroducciones, alcanzó los 404 ejemplares. Estos datos positivos se completan con la confirmación de la persistencia de las poblaciones fuera de Andalucía, en Portugal, Badajoz y los Montes de Toledo.
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